Mar soñado, ciudad no vivida

 

Para cuando yo no esté
el Barrio Santa María
seguirá cantando alto
a las claras del día.

«Yo no digo» – Juan José Téllez

http://cancionypoema.blogspot.com/2018/09/los-poemas-de-juan-jose-tellez-en-musica.html

8 mar

9 mar

 

Ahora que la ciudad sale en la prensa internacional como uno de los mejores destinos turísticos, ya Cádiz no parece la misma.

Septiembre devuelve un tendente orden natural a una ciudad sitiada por el ocio donde se programan los atardeceres con música. Lo flamenco y lo musical se apresuran por las calles llenas de turistas al mediodía aportando un panorama poco usual.

“Esto no tiene nada que ver con lo que era”, espetaba un vecino a mi paso por un barrio de Sta María aún exento del visitante, que parece atrincherarse en el amurallado del recinto medieval sin subir la cuesta.

“Antes las casas estaban abiertas”.

“Pero de eso hace muchos años”, replica una vecina.

Mientras que la ciudad que habito es disfrutada por quienes visitan uno de los 52 destinos que hay que conocer en el 2019, exiliada de sol y playa, de ciudad de turistas, imagino durante el verano el Cádiz que sueño, aquella ciudad chiquita y tranquila por la que camino al trabajo cada día. Sus plazas y terrazas llenas de gente que charla, ríe y sueña como yo. La música en su lugar de siempre y los atardeceres en silencio.

Este Cádiz de mediados de septiembre, ya casi tranquilo.

https://www.elconfidencial.com/espana/andalucia/2019-09-05/new-york-times-reportaje-encantos-cadiz_2210863

 

 

 

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

 

 

 

Anuncio publicitario

Memorias de vuelta II

 

 

LA ERÓTICA DEL DIBUJO

  X Edición “De Vuelta con el cuaderno”

 Zaragoza 2018

https://pequenascosasyotrasimposturas.home.blog/2019/08/15/memorias-de-vuelta-i/

 

 

LA OTRA ERÓTICA

No dibujar un cabaret

un cuerpo

No dibujar los lugares

No dibujar a Rubens

No dibujo

Perseo – Museo del Prado 10 de julio de 2018

 

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

 

 

 

Sudarios

 

 

 

sudarios 1

Libro hoja – Boceto

Marchitas sobre la tierra mostraban el desgaste propio de lo que toca su fin. Desconozco el motivo que me llevó a guardar la primera hoja, recuerdo que fue una cala cuyo tallo largo sugería detener su tiempo, mirar su flor seca pendida en el reja durante algunas semanas.

Luego la curiosidad continuó con la observación de las hojas de las alocasias, orejas de elefante reducidas a un tallo agonizante, ya sin vida.

La humedad del agua de riego mostraba unas hojas con manchas anaranjadas, ocres oscuros, a veces negros sostenidos por la afección de los pinos, extendidas, asomaban su nervadura aún adheridas al tallo verde.

Remojadas deliberadamente en agua daban pie a poder extenderlas con la delicadeza que sus finas hojas permitían, asomando toda su belleza para luego secarlas y clasificarlas atentamente según forma y tamaño.

Coleccioné unas cuantas en las sucesivas semanas, ya con intención, me detenía en cada maceta para recolectar lo que intuía un proyecto futuro.

Incipientes metáforas de agosto, aquellos sudarios vegetales  anunciaban ya una resurrección mudada a libro. Una greguería de la hoja pero sin palabras, la greguería del silencio.

El silencio aporta el libro capaz de ser leído sin tener que ser editado

Miguel Rivas – “Homo Silentius”