Soñaba contigo, Muerte, para saberte.
Salvador Pérez Salas
Soñaba contigo, Muerte, para saberte. Soñaba contigo, ansiando ese abrazo eterno que me alejase de mí para, así, piel con piel, sentir el gélido contacto de mi sudario. Mi luna no tiene nombre, mi luna, ya, no es luna, no tiene fases, no tiene vida. Perdida en la negrura de la noche… está, como yo, huera. En la pulcritud de mi sepulcro, más allá de la oscuridad de mi alma vacía, voy a fundirme con el lienzo. Los surcos abiertos de mi rostro, los ríos secos de mis manos, y la orfandad de mis sentidos muertos… se refugiarán en sus hilos. Impregnaré la tela de mis sueños logrados, de mis alegrías perdidas, de mis esperanzas desterradas, de mi fortaleza en la derrota, de mi llanto desgarrado, de las huellas de mis olvidados secretos y… de mi inmortalidad no vivida. Entonces, muerto entre los muertos, mi piel será la tuya, mi imagen la tuya, mi esencia… la tuya. Y yo… no seré.
