DESVELOS DE AGOSTO: ESTUDIO DE UN POEMA
Toda historia que acaba da comienzo a una nueva como nexo entre pasado y presente. El final pasa inadvertido pero se intuye su llegada porque los objetos cambian, con ellos, la topografía del paisaje soñado.
Allá por el mes de abril las circunstancias excepcionales que vivimos, cambiaron mi rumbo pictórico llevándome a esbozar el entorno diario desde mi balcón mediante breves bocetos que fueron evolucionando en escenarios entre reales e imaginarios. Eran dibujos que reiteraban el mismo territorio y que se describían en series que los diferenciaban en formato y técnica concluyendo con la experimentación del diseño gráfico.
Las últimas cúpulas dieron paso a relojes consagrados a un poema que custodiaba un tiempo entre paredes;»Desvelos».
“Desvelos” describe el latir de un corazón en la noche. Un poema con prosa teatralizada a modo de monólogo, que discurre al compás de las horas cuando los recuerdos de un pasado lejano sincronizan el lento transcurrir de la espera cotidiana. Hay desolación y un escenario que imagina un teatro de sombras dolientes. La esperanza aparece con la luz de un tenue sol de agosto que amanece para acercarnos a la soledad del ser humano que afronta la vida en un contexto anómalo, casi esperpéntico. El orden solo lo impone la espera en un tiempo extraño.
DESVELOS
Cuando las nubes
se visten de seda,
cuando el cielo
se tiñe de acuarelas,
cuando el sol busca el nido de la noche,
cuando los coches
apagan sus rugidos,
cuando las calles
se quedan sordas de pasos,
cuando los cuerpos se tumban relajados,
casi muertos,
cuando la consciencia
está
en el continuo duermevela de nuestras realidades…
entonces…
solo entonces,
es cuando llega la paz a mis sentidos…
a mi espíritu.
Silencio.
Son las dos.
No tengo alma. Si la tuviese creería que, en esos instantes, besaba el cielo. Son las tres.
Me escondo dentro de un espejo. Oculto mis rasgos a la madrugada y respiro…. Las cuatro.
Pasan las horas lentamente. Tan tenues son sus pasos, que las agujas apenas rayan la esfera de los relojes. Mi imaginación, adormecida, me conduce a tiempos futuros, a cotidianidades presentes y a olvidados pasados. Las telarañas de mi memoria cubren mis recuerdos más antiguos. No sé quién soy. Las cinco, ya.
La desnudez de las paredes, los desconchones de las esquinas, las láminas de almanaques enmarcadas decoran mi soledad nocturna. La cómoda de mi madre y el aparador de mi abuela crujen descompasadamente, a destiempo. La oscuridad sigue invadiendo mis párpados. Las seis.
Pasa un coche. No… dos. Las suelas de unos zapatos machacan la acera. Alguien va con prisas. Las siete. Amanece.
Me pierdo entre los pliegues de las sábanas sin encontrar la salida a mi noche… sin encontrarme. Son las ocho.
Toda una noche persiguiendo sueños y no pasa nada.
Toda una vida sin noches y perdiendo sueños.
Todo un sueño perdiendo vida y sin vivir nada.
SALVADOR PÉREZ SALAS
I
POEMA
LO ETERNO Y LO EFÍMERO
II
ESPEJO
NOCHES SIN SALIDA
III
PASAN LAS HORAS LENTAMENTE
TENUES PASOS
IV
LAS SIETE. AMANECE.
V
TELARAÑAS DE LA MEMORIA
RECUERDOS
VI
SOLEDAD NOCTURNA
VII
PERSIGUIENDO SUEÑOS
HOJA A HOJA
VERSIÓN DRAMATIZADA
MÚSICA
“ORPHÉE”, JÓHANN JÓHANNSSON
Johann Johannsson – Good Morning, Midnight & Good Night, Day / Orphée
https://www.youtube.com/watch?v=Fl3WtUrfEyo