“La música, la música verdadera, cierta, no es algo que suena y que sucede en el tiempo, sino algo, diríamos, mucho más inasequible, más difícil, más recóndito; algo que ya existe, sin duda, antes de sonar, y que… permanece después de haber sonado, o sea, algo que está perennemente ahí, en una especie de silencio vivo”.
RAMÓN GAYA, «Carta a un músico amigo sobre Victoria de los Ángeles»
El último dibujo tiene fecha de junio de 2017, un collage.
No recuerdo muy bien qué me llevó al primer collage, pero lo cierto es que casi todos los cuadernos siguientes tuvieron esta técnica presente, mezcla de tinta y papel que hoy definen un modo de sentir el dibujo, como si fueran hechos para ser tocados.
El Cuaderno de Música, sin embargo, originariamente no fue pensado para collage, en realidad, nunca lo son. Los cuadernos suceden como los días, son ellos los que van eligiendo su destino.
Vienen a mi memoria los esbozos previos a la tinta, el carbón o el grafito, simulaciones de partituras dibujadas a lápiz hechas música. Imágenes que me traen de nuevo a las melodías que escuchaba mientras dibujaba; John Williams, Balanescu Quartet, Ablaye Cissoko, Joe Hisaishi, Yann Tiersenn, Charlie Haden, Dvořák , Richard Galiano, David Darling, … siempre hay una banda sonora acompasando el dibujo.
Pero sobre todo, en el cuaderno de música está presente Remembranza nº 3, un vídeo clip editado en junio de 2016 que me acercaba a la música sin escucharla, antes de conocerla ya la conocía.
Un comentario sobre “Cuaderno de música”